Castillo
El castillo se erige sobre la cúspide de un elevado cerro de 370 metros sobre el nivel del mar, dominando la población. Debió tener varias funciones, por un lado la de enclave dentro del conjunto defensivo, el de la ciudad de Valencia, por otro lado la de controlar una vía de comunicación hacia el interior y por último la de defensa del territorio más cercano.
El lugar fue ocupado desde época eneolítica habiéndose encontrado una cueva sepulcral y gran cantidad de materiales de este periodo con ocasión de las obras efectuadas en la ladera norte para realizar una remodelación de la carretera a Madrid. Posteriormente fue un hábitat ibérico del que también se han encontrado restos. En la época romana la población se establecería posiblemente en el llano.
En la Edad Media dependió de la taifa musulmana de Valencia en la que estaría integrada por su cercanía. Constituyó, además un punto de control en la vía de comunicación hacia el interior, dentro del amplio abanico de calzadas y caminos construidos por los romanos.
Jaime I donaría el lugar y castillo en el año 1237 a Berenguer de Entenza, estando el monarca en el Puig preparando el asedio final contra la ciudad de Valencia; si bien no sería conquistada hasta el año 1241. Posteriormente la viuda de Berenguer de Entenza lo vendió al propio monarca Jaime I, el cual lo vendería a Pere Celles. Nuevamente lo vemos dentro de las propiedades de la familia real ya que se fue de la esposa de Jaime II. En 1317 lo heredó el infante Alfonso, hijo de Alfonso IV. La familia Moncada ostentaría luego su propiedad con el título de marqueses de Aytona y obtendrían el de barones de Chiva. Años después se incorporaría al ducado de Medinaceli.
En el transcurso de la guerra de Sucesión, la población tomaría partido por el Archiduque Carlos y sería conquistada por las tropas borbónicas en el año 1706.
Durante las guerras carlistas, el término y el municipio de Chiva fueron escenario de importantes enfrentamientos militares, concretamente en los años 1836 y 1837, los cuales son conocidos como primera y segunda batalla de Chiva.
La estructura física del castillo se acopla a la propia superficie de la montaña que tiene una plataforma plana y alargada en dirección Norte-Sur de unos 17,40 metros, con una suave pendiente hacia su lado norte. En esta zona podemos distinguir dos partes esenciales, por un lado la celoquia, en el punto extremo más alto (367,40 metros). Es allí donde, según Sanchis Sivera, aprovechando una de las partes más importantes del castillo se construiría una pequeña ermita que sería reconstruida en el siglo XVIII.
El resto de esa zona superior podía ser el refugio de la población de su entorno en los momentos en que esta sufriera ataques, como sucedió en la llamada guerra de los reyes de Castilla y Aragón en la segunda mitad del siglo XIV.
La fortaleza constaba de tres líneas defensivas, de claros vestigios en las laderas oeste y este.
Se aprecian numerosos lienzos de murallas y distintas torres, construidas con distintas técnicas de tapial, las cuales presentan reconstrucciones de distintas épocas. La última reconstrucción fue la realizada con ocasión de la primera guerra carlista. Terminada la contienda, el general Seoane, en el año 1841, mandó destruir todo lo nuevo y gran parte de lo viejo, quedando en el estado ruinoso en el que se encuentra hoy. (Servicio de Patrimonio Arquitectónico y Medioambiental)
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