Convento de los Padres Servitas

El compacto volumen del antiguo convento de servitas de Montán se asienta en la inclinada ladera de un monte enfrentado a la población y separado de ella por un agreste barranco.
El antiguo convento se organizaba alrededor de un claustro -hoy plaza pública- construido en la pendiente gracias a sólidas subestructuras abovedadas. En la parte mas alta de la pendiente se sitúa la iglesia, única parte del edificio que sigue destinada a su función original. El templo es de planta de salón o columnaria, con tres naves, profundo coro alto a los pies y sacristía tras el presbiterio. Se cubre con bóvedas tabicadas de cañón con lunetos y techumbre leñosa soporta la cubierta de teja dispuesta a dos vertientes.
La iglesia conserva un interesante patrimonio mueble. Cabe citar la tallada sillería de nogal del coro, las puertas con laboriosos trabajos de marquetería o de incrustaciones de hueso o marfil, la taracea de mármoles de la pila de la sacristía, los restos de cerámica de los pavimentos, el clasicista altar mayor, o las pinturas del altar y de las pechinas de la cúpula con temas alusivos a la historia de la orden de los servitas.
El resto del antiguo convento ha sido transformado desde la exclaustración en habitaciones particulares que han provocado considerables variaciones en la distribución de los espacios y en la composición de la fachada. Cabe destacar entre estos espacios una sala abovedada y adornada con rocallas y cueros recortados situada en la parte inferior de la pendiente. Actualmente se encuentra subdividida y se utiliza como almacén de aperos y cosechas agrícolas o eventual cobijo de animales de tiro.
Fundado al parecer el convento por el conde de Cestellá, Miguel Vallterna, en 1612, fue completamente renovado entre 1705-1755. Tras las desamortizaciones del siglo XIX pasó a manos particulares. (J.L.Gil)

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