Castillo de Miravet
Su origen fue musulmán, siendo conquistado por el Cid en 1090 y perteneció a los dominios de Pedro I hasta el año 1103. La eficaz ayuda que don Poncio de Torrellas, Obispo de Tortosa, prestó a Jaime I el Conquistador para la reconquista de Valencia a los musulmanes, motivó que el monarca le diese el castillo de Miravet el 24 de abril de 1225 para cuando se conquistase, que fue en el año 1233. Este acometió una reforma profunda en el castillo.
Fue cabeza de una gran demarcación territorial hoy repartida entre los municipios de Benlloch, Cabanes y Torreblanca. A principios del siglo XV, consta que Miravet tenía 15 fuegos, y sus vecinos, Cabanes 200 y Benlloch 100. Fue abandonado a principios del siglo XVI, teniendo que ser anexionado junto con el castillo de Albalat a Cabanes.
Se encuentra un alto cerro, sobre una fuente que se encuentra al borde de la carretera, que lleva de Cabanes a Oropesa. Desde él mismo se divisa la costa, junto a la plana de Cabanes, en otros tiempos pantanosa.
El castillo, según la clasificación de Sáenz Ridruejo publicada por la Asociación Española de Amigos de los Castillos, por su ubicación, pertenece a los denominados castillos montanos, situados en terreno montañoso con accesos entre 30º y 60º.
Su planta es irregular dispersa distribuida sobre un eje longitudinal lateral. Poseyó un foso artificial que lo defendía en su parte más asequible.
El castillo mantiene sus muros laterales, sus defensas previas, restos de torres y algunas dependencias internas y almenas. Tuvo doble recinto inferior donde se hallan restos arquitectónicos, vestigios de viviendas de su antiguo poblado y la arruinada iglesia de San Martín y San Bartolomé.
Se conservan varios arcos apuntados y de medio punto. (C.Pérez-Olagüe)
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