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Torre de San Marcos de la Barcella

IGPCV
12.052-9999-000015
Denominación
Torre de San Marcos de la Barcella
Municipio
XERT
Comarca
EL BAIX MAESTRAT
Provincia
CASTELLÓN
Localización
Paraje La Barsella
Uso primitivo
Defensivo
Tipología
Edificios - Edificios militares - Torres defensivas
Foto Inmueble
Datos de protección del inmueble
Sección
Primera
Clasificación
Bienes inmuebles 1ª
Categoría
Monumento
Datos de Declaración
Tipo de Protección
Declaración BIC genèrica GVA
Fecha Firma Acto
11/06/98
Fecha Publicación DOGV
18/06/98 Ver DOGV
Fecha Publicación BOE
22/06/98 Ver BOE
Datos de Entorno
Tipo de Protección
Entorno de protección BIC genèrico
Fecha Firma Acto
11/06/98
Fecha Publicación DOGV
18/06/98 Ver DOGV
Fecha Publicación BOE
22/06/98 Ver BOE
Datos de Inscripción
Tipo de Protección
Inscripción definitiva BIC Ministerio
Fecha Firma Acto
19/01/12
N° Inscripción Ministerio
28402
Tipo de Protección
Inscripción definitiva BIC GVA Publicada
Fecha Firma Acto
07/07/23
Fecha Publicación DOGV
18/07/23 Ver DOGV

El nombre del valle en el que se sitúa la torre lo fue también de una población que se asentaba en el lugar que ocupa hoy tanto la torre como la ermita erigida junto a ella. La población debió existir con anterioridad a la conquista cristiana del territorio ya que es citada en 1192. La ermita es conocida con el nombre de San Marcos. San Marcos es el apóstol al que se intercede en el lugar porque la ermita está dedicada a San Pedro, llamándose en otros tiempos, a los frailes que allí vivían, los Pedros. Los Pedros fueron unos monjes guerreros que durante la edad media se constituyeron como parte integrante de la Orden Militar de San Juan de Jerusalén. Su carta de población la otorgó el Rey Alfonso II en 1192 a la Orden del San Juan de Jerusalén, siendo la primera Carta Puebla concedida al sur de las tierras de la desembocadura del río Ebro. El Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura de julio-septiembre de 1987, don Eugenio Díaz Manteca publicó la Carta de Población del antiguo pueblo de La Barcella, ahora inexistente, cuyo término municipal se unió posteriormente al de Xert.Estas tierras tardarían más de cuarenta años para que Jaime I, el nieto del Rey Alfonso II, las conquistase. La donación de esta Carta tenía por objeto estimular a aquellos frailes guerreros a reconquistar a los árabes el poblado de La Barcella.
La traducción de Josep Miralles de este documento al valenciano es la siguiente:
"Es just i conforme a l'equitat que, lo que se legisla per a utilitat dels hòmens, se recullga en documents escrits".
"Per Alfons per la gràcia de Déu, Rei d'Aragó, Comte de Barcelona i Marqués de Provença, per la salvació de la meua ànima i la dels meus predessors, lliurament i amb espontànea voluntat dono, lloo, concedixc i amb la força del present document, confirmo i ratifico, a Déu i al Sant Hospital de Jerusalem, a Fortuny Cabeça, Mestre, i a tots els frares i als qui eixa ordre serviran a Déu, el lloc anomenat LA BARCELLA situat prop de Cervera, en el que viuen els sarrïns, amb totes les seues entrades i eixides, amb les aigúes prats, pastures, montanyes, selves, boscs i amb tots els seus térmens i pertenències cultivades i ermes, que perteneixen al seu dret i domini, d'esta manera, a saber que els citats frares poblen quen vullguen i de la manera que millor puguen el citat lloc, i que hi edifiquen i construixquen una fortalesa o çuda, i que tinguen per sempre amb dret hereditari dita vila i tot açò amb tots els hòmens i dones i tottes les coses que hi pertenixen; que ells i llurs successors, servidors del senyor i del dit Hospital, ho tinguen i ho posseixquen lliurement i amb quietud i poder, ense contradicció ni oposició de ningú, garantizada la fidelitat a mi i als meus successors por sempre".
"Donada esta Carta en Lleida en el mes de octubre per mà de Joan Berach, notari del senyor rei, en l'any 1192".
De la Carta Puebla de La Barcella hay copia coetánea y otra del siglo XVII en el Archivo Histórico Nacional. Fue dada a poblar por el Maestre Hugo de Follalquer el 8 de octubre de 1235. Administrativamente quedó incluida en el distrito del castillo de Cervera. A partir de 1317 paso a pertenecer a la Orden de Montesa.El pueblo de Barcella, del que todavía se conserva algún mojón de su deslinde desapareció a finales del siglo XIV seguramente a partir de las mortandades producidas por la peste negra. El término municipal quedó añadido al vecino de Chert.En 1762 el obispo de Tortosa D. Luis García Mañero ordenó efectuar obras de ensanche y adecentamiento en la ermita. Las obras las efectuó el maestro de obras de Alcalá de Chivert Juan Barceló entre 1770 y 1779. En 1784 se colocó el retablo del altar mayor en sustitución del antiguo del que todavía se conservan restos. Esta tierra agreste y montañosa del Maestrazgo, en tiempos de la reconquista cristiana, fue utilizada como lugar de reclusión y abandono para las personas enfermas. La orografía y la climatología del lugar, propician el crecimiento de plantas muy interesantes y apreciadas en farmacología por su importancia en la sanación de enfermedades, de hecho, en Chert nunca existió la enfermedad de la lepra que aquí se conoce con el nombre de "mesells". La última persona de Chert que murió conociendo el remedio de su curación fue Dª. Antonia Eixarch Segarra, hecho con plantas silvestres de los montes de la Barcella. Durante muchos años, el lugar de Sant Marc, fue el centro de todas las masías de la Barcella, en donde sus gentes se dedicaban mayoritariamente al pastoreo de cabras y ovejas, cultivando algunas pequeñas fincas que, escalonadas en bancales con paredes de piedra en seco, permitía la escasa tierra fértil del lugar. Anualmente se celebraba la festividad de Sant Marc que consistía en la asistencia a la Santa Misa en la ermita y en formar collas de amigos que preparaban carne a la brasa con allioli en las proximidades de la fuente que está abajo en la vaguada del barranco o cocinaban una paella. Las masoveras de las masías de la Barcella, llenaban todos los cuencos que tenían en sus vajillas con cuajada que ellas mismas elaboraban para la festividad y a la hora de merendar, invitaban a todas las personas que, habiendo asistido a la fiesta, se acercaban para ser agasajados. Antes de regresar al pueblo, el Sr. Cura Párroco, se dirigía a rezar unas oraciones al cementerio y se cantaban los Gozos de San Marcos, realizando unas bendiciones para todas las tierras de la Barcella con sus gentes, sin olvidar a los animales domésticos y las cosechas. Con el paso de los años el despoblamiento de Chert hizo que la Romería de San Marcos decayese en número de participantes. Por otro lado, el camino era muy deficiente y el abandono progresivo de las masías, propiciaron su deterioro.
El Patrimonio Forestal del Estado abrió un nuevo camino desde Chert hasta el Monte Turmell para ubicar en su cúspide un lugar de vigilancia y envió para el estudio del proyecto, al Ingeniero de Montes de Tarragona el señor Don Antonio Echevarría. Por la menor distancia física, el trazado del camino hacia el Monte Turmell, fue proyectado por las inmediaciones de la ermita de Sant Pere de la Barcella, entre la Roca Mercadera y el Barranco, atravesando el puerto de la Mola de les Calderes y la Mola Gran llamado el Molló, dentro de la vaguada en la que se divisan las famosas figuras esculpidas por la erosión natural en la roca, conocidas como el Gegant y la Geganta, lo que propició un acceso permisible para los automóviles.
A unos cinco kilómetros al norte del pueblo de Chert, junto al camino que lleva al monte Turmell, enfrente de las montañas de les moles y sobre una pequeña colina o promontorio, se levanta la torre defensiva y junto a ella la ermita conocida con el nombre de San Marcos. Al sudeste de la ermita, se eleva la Mola Murà, una muela unida a la Mola Gran que con sus escarpados cingles, la convierten en un lugar inexpugnable provisto de agua en la ladera este, en el abrigo de la base del cingle llamado Font del Ansaloni y separada por el sur con un gran muro de piedra, hoy derruido pero que en su día fue muralla para la tribu de los Ilercavones que allí vivía y que da nombre a la muela. Todo el entorno es de gran belleza y espectacularidad. Del antiguo poblado sarraceno de la Barcella solo restan la torre defensiva y un aljibe situado al norte de la misma. La torre es de planta rectangular y sus muros son de mampostería trabada con argamasa y esquinas reforzadas con sillares. La parte superior se remata con almenas de forma prismática. Actualmente los paramentos Este y Sur están cubiertos por las dependencias de la ermita, siendo solo visibles al exterior las fachadas norte y oeste. En ambas se abren dos pequeños vanos. Los sillares están bien trabajados, en tres de ellos aún se observa grabadas sobre su superficie las marcas de cantería, dos son aspas y la tercera se identifica con una flecha. En la esquina noroeste se lee la inscripción grabada del año 18-4, estando borrosa la tercera cifra y podría corresponder a la fecha de alguna intervención en el edificio. El aljibe consta de un depósito de planta rectangular cubierto por bóveda de cañón. Anejo al edificio religioso de la ermita, hay otro muy reformado que se puede entender fue construido para hospedería y posteriormente aprovechado como escuela, aunque la parte trasera, la que estuvo situada al norte y al este de la torre, hoy ha desaparecido. En la cara sudeste de la colina, aún quedan restos del cementerio cuyas cruces de piedra labrada fueron retiradas y están empotradas en el hormigón de otro cementerio para evitar el expolio.
La ermita es de una sola nave y está orientada al noreste. Consta de 4 tramos y cabecera ochavada al interior (al exterior es rectangular). Tiene capillas dispuestas entre contrafuertes. Se cubre con bóvedas tabicadas de cañón con lunetos. Sobre las bóvedas hay una cubierta de teja árabe dispuesta a dos vertientes. Se encuentra declarada Bien de Relevancia Local con la categoría de Monumento de interés Local en virtud de la Disposición Adicional Quinta de la Ley 5/2007, de 9 de febrero de modificación de la Ley 4/1998, de 11 de junio, del Patrimonio Cultural Valenciano.
No se conservan aspectos ornamentales en la torre. La ermita conserva en su interior el orden jónico de las pilastras cuyos capiteles están decorados con golpes de rocalla. Estas potentes pilastras ordenan el espacio a la manera empleada a finales del siglo XVIII en la provincia de Castellón. Una ermita similar es la de Santa Quiteria de Sarañana en Todolella.
En 1990 se realizaron obras dirigidas por el arquitecto de la Dirección Territorial de Arquitectura de la Conselleria de Cultura y Deporte, Arturo Zaragozá Catalán en la ermita y en la hospedería. Consistieron éstas en la renovación de la cubierta de la ermita, de la puerta de acceso y demolición de añadidos y restauración de la hospedería y porche de entrada a la misma.
Entre julio y noviembre de 1999 se realizaron actuaciones de restauración en la ermita y en la torre, como reposición del forjado de la torre, impermeabilización del aljibe, restauración de la reja de la sacristía, restauración de las pinturas del ábside y adecuación de la sala del Ayuntamiento.
El 16 de julio de 2001 se concluyó la restauración del altar y retablo y la restauración pictórica del presbiterio. (C.Pérez-Olagüe)

Fotos

Foto Inmueble

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