Ermita de San Roque de Canet
- IGPCV
- 12.040-9999-000023
- Denominación
- Ermita de San Roque de Canet
- Municipio
- CASTELLÓ DE LA PLANA
- Comarca
- LA PLANA ALTA
- Provincia
- CASTELLÓN
- Localización
- Camino de los Molinos
- Época
- S.XVII (1652)
- Uso primitivo
- Religioso
- Uso actual
- Religioso
- Fecha transformaciones
- 1980 (rehabilitación)
- Estilo
- Barroco
- Tipología
- Edificios - Edificios religiosos - Iglesias - Ermitas
Castellón cuenta con una rica tradición hortelana, vinculada a
los campos de cultivo que rodean la ciudad. En estas partidas
rurales de Castellón, existe una tupida red de ermitas, muestra
de la devoción popular. Muchas de ellas están vinculadas al
histórico Caminàs, vía de comunicación paralela al Mediterráneo
que ya existía en época ibera, y servía de frontera entre
las tierras cultivables y las tierras pantanosas cercanas al mar.
En sus alrededores, surgieron los primeros núcleos habitados
del término municipal, en forma de alquerías musulmanas, y,
con el tiempo, una serie de ermitas rurales.
En origen la ciudad de Castellón contó con dos ermitas dedicadas
a San Roque, muestra de la enorme devoción a este
santo durante el siglo XVII, tiempo de pestes y epidemias. La
ermita de Sant Roc del Pla estaba situada en la actual plaza
Teodoro Izquierdo, y se inicia tras las pestes de 1647 y 1648, se
situó junto a la llamada Casa Blanca, hospital para apestados
y cementerio. Dirigió las obras el maestro Pere Vilallave entre
1651 y 1681, cuando se contrata un retablo al escultor Lázaro
Catani, que llevaba en el nicho central la pintura de San Roque
realizada por Urbano Fos entre 1649 y 1650 para la Casa
Blanca, que posteriormente lución en las paredes del Ayuntamiento,
desde 1883, y hoy puede verse en el Museo de Bellas
Artes de Castellón. En 1847 se acuerda la demolición de todo
el conjunto, motivada por los asedios de las Guerras Carlistas,
cuando podía servir de parapeto a las tropas enemigas.
Por su parte, la ermita de Sant Roc de Canet se levanta al año
siguiente, en 1652, en terrenos de una alquería en el Camino
dels Molins, muestra de la devoción popular que recorre estos
años centrales del siglo XVII, tras las acuciantes epidemias
de los años cuarenta. Se trata de una ermita de tipo popular:
planta rectangular, nave única de un solo tramo, cubierta por
techumbre plana y con casa hospedería adosada.
La puerta principal se sitúa a los pies, un arco de medio punto
protegido por pórtico de techumbre plana inclinada y coronada
por espadaña de ladrillo de un solo cuerpo, todo ello
enlucido y pintado de blanco.
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