Ermita de San Francisco Javier
De planta rectangular, posee una sola nave de 164 m2 de superficie, con cubierta de teja a dos vertientes, coro alto a los pies, sacristía y casa del ermitaño. La fachada muestra una
portada de medio punto adovelada, flanqueada por dos ventanas y con un pequeño vano sobre ella. Remata la fachada una espadaña de un solo cuerpo (restaurada en 1982) que contiene una campana barroca, cuya epigrafía muestra la fecha 1691. Fue bendecida por el licenciado Gabarda el 19 de junio de 1692, quien le impuso los nombres de Francisca Xaviera María Bárbara.
El interior es de una sola nave con bóveda de cañón con lunetos horadados y bóvedas de crucería en su primer tramo, soportada toda ella por pilares en los laterales. Tiene una hornacina en el presbiterio con una imagen de san Francisco Javier en escayola, del s. XIX. Alberga, además, dos tallas anónimas de la primera mitad del s. XVIII, policromadas, con oro y pigmentos sobre madera, representando a san Juan Bautista y san Joaquín. La decoración de la bóveda consta de un conjunto ornamental de pinturas que muestran, mediante pigmentos sobre yeso, motivos fitomórficos, zoomórficos, veneras, jarrones, pinjantes y galones, creados por autor anónimo castellonense en la segunda mitad del s. XVII.
Según indicaba una nota parroquial de 1738 (ya desaparecida), parece ser que fue costeada por Josefa Gil de Miguel. Pero a falta de datos documentales más precisos, no se puede concretar la fecha de su construcción, pero dadas las similitudes que presenta su fábrica respecto a la iglesia vieja, hace pensar que su antigüedad se remonta a la
primera mitad del s. XVII. De hecho, por tener capilla, casa para el ermitaño, soportal (o pórtico al frente) y coro la ermita originalmente tal vez sirviese de iglesia provisional, a mitad de dicho siglo, mientras se obrase la iglesia original, terminada en 1633. Con posterioridad hubo modificaciones en su estructura. En 1770 se alargó la nave un tercio con una crujía más a la altura del presbiterio, se construyó la sacristía y se eliminó el pórtico que existía en la fachada.
Desde 1777, con motivo del Decreto de 10 de mayo, hasta los años 60 del último siglo se destinó a escuela de niños. En 1980 el Ayuntamiento devolvió a la Iglesia Católica el
inmueble, siendo restaurada en 1982. Su uso para el culto se limita a unos pocos días al año.
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