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Convento de la Preciosísima Sangre. Capuchinas

IGPCV
12.040-9999-000026
Denominación
Convento de la Preciosísima Sangre. Capuchinas
Otra denominación
Convento de Monjas Capuchinas
Municipio
CASTELLÓ DE LA PLANA
Comarca
LA PLANA ALTA
Provincia
CASTELLÓN
Localización
C/ Nuñez de Arce, 11
Época
S.XVII; S.XVIII; S.XX ( 1941-1960) reconstrucción
Uso primitivo
Conventual
Uso actual
Conventual
Tipología
Edificios - Edificios religiosos - Conventos
Foto InmuebleFoto InmuebleFoto Inmueble
Datos de protección del inmueble
Sección
Segunda
Clasificación
Bienes inmuebles 2ª
Categoría
Monumento de interés local
Datos de Declaración
Tipo de Protección
Declaración BRL genèrica GVA
Fecha Firma Acto
11/06/98
Fecha Publicación DOGV
18/06/98 Ver DOGV
Fecha Publicación BOE
22/06/98 Ver BOE
Tipo de Protección
Declaración BRL en tramitación GVA (INFORMAT PATRIMONI)
Documento urbanístico
Plan General Estructural y Catálogo de Protecciones. CASTELLÓ DE LA PLANA
Fecha Firma Acto
10/11/20
Ficha Planeamiento
Descargar ficha
Tipo de Protección
Declaración BRL GVA (APROVAT URBAN)
Documento urbanístico
Plan General Estructural y Catálogo de Protecciones. CASTELLÓ DE LA PLANA
Fecha Firma Acto
17/12/21 Ver planeamiento
Fecha Publicación BOP
23/12/21

La última de las comunidades monásticas en llegar durante la Edad
Moderna a la villa de Castellón será la de las monjas capuchinas,
bajo demanda de don Enrique Rabaza de Perelló y Rocafull en 1687,
obteniendo tres años después permiso para construir un cenobio intramuros,
en la llamada Casa de la Jabonería, en la calle de la Illeta.
Se trata del espacio que todavía ocupa el actual Convento de la
Preciosísima Sangre de Capuchinas, cercado por las calles Núñez
de Arce y la curva de la calle Gobernador hacia la Plaza Maria
Agustina, lindando con el espacio de la antigua muralla foral de la
ciudad. El diecisiete de mayo de 1693, llegaron cuatro monjas del
Convento de Alzira para formar la nueva comunidad, que en pocos
años se convertirá en un núcleo cultural y patrimonial de enorme
relevancia en Castellón, al recibir el dieciséis de octubre de 1697 el
patronazgo real de Carlos II, que se prolongarán con los Borbones,
como muestran los escudos conservados con las armas de Carlos II y
Felipe IV orladas del collar de la Orden del Toisón de Oro. La importancia
de este patronazgo, hará que el convento se convierta en
el cenobio castellonense que más donaciones y regalos reciba a lo
largo de todo el siglo XVIII, llegando su colección a atesorar piezas
de un altísimo nivel patrimonial, como la magnífica serie de Santos
Fundadores del taller de Francisco de Zurbarán, la amplísima colección
escultórica y de reliquias, o la imagen Virgen de Guadalupe
con incrustaciones de nácar.
No conservamos apenas restos del convento barroco de capuchinas
que ocupó el lugar, cuya construcción se inicia el 1695, cuando
se contrata al maestro de obras Melchor Serrano para mejorar las
casas adquiridas y adaptarlas a las necesidades de la vida conventual.
A inicios del siglo XVIII, tras una visita pastoral del obispo Juan
Miguélez, se ordenará la construcción de una nueva iglesia para las
capuchinas, concediendo amplias indulgencias a los ciudadanos
que aportaran limosnas y ayudas económicas. En 1722 se consagra
el nuevo templo, celebrándose por ello en la ciudad ocho días de
fiesta con corridas taurinas. Hasta finales de dicho siglo, la compra
de casas y fincas aledañas será una constante, ampliando progresivamente
el espacio conventual.
Tras la exclaustración y la destrucción de la Guerra Civil, el convento
fue totalmente reconstruido, y solo conserva los escudos reales y la
colección artística del gran patrimonio del cenobio original. Además,
la comunidad de capuchinas ha sido trasladada en los primeros
años de la década de los diez del siglo XXI a Barbastro, y el
edificio conventual ocupado por las monjas esclavas del Sagrado
Corazón.

Fotos

Foto InmuebleFoto InmuebleFoto InmuebleFoto InmuebleFoto InmuebleFoto InmuebleFoto Inmueble

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