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Fiestas de la Cruz en honor al Santísimo Cristo del Grau

IGPCV
46.250-9998-000013
Denominación
Fiestas de la Cruz en honor al Santísimo Cristo del Grau
Municipio
VALÈNCIA
Comarca
VALÈNCIA
Provincia
VALENCIA
Ámbito
Creencias, rituales festivos y otras practicas ceremoniales
Periodicidad
Anual
Autor
Hermandad del Santísimo Cristo del Grau
Año ficha
2022
Foto InmuebleFoto Inmueble
Datos de protección del inmaterial
Sección
Quinta
Clasificación
Bienes inmateriales 5ª
Datos de Declaración
Tipo de Protección
Incoación BIRL GVA
Fecha Firma Acto
30/09/22
Fecha Publicación DOGV
13/10/22 Ver DOGV
Tipo de Protección
Declaración BIRL GVA
Fecha Firma Acto
09/01/23
Fecha Publicación DOGV
20/01/23 Ver DOGV

Esta manifestación religiosa y festiva, original y propia de esta antigua villa marinera, tiene su origen en una tradición que ha sido transmitida ininterrumpidamente de padres a hijos a través de los siglos, y que es cantada en valenciano desde 1913 en los gozos, convertidos de facto en un auténtico himno del Grau. Rememora la venida de la imagen flotando sobre la escalera a la orilla de la población en 1411, la intervención de personajes relevantes de la historia del pueblo valenciano, la dedicación de su capilla un 3 de mayo de 1413 y también, en parte, el antiguo ritual de sus marineros de sacar en procesión la Cruz y la escalera para conducirlas a la playa y puerto del Grau, sumergiéndose hasta la cintura, para pedir al Cristo la protección de quienes faenaban en alta mar en los días de temporal. Las huellas que esta tradición ha ido generando en esta antigua villa marinera desde hace más de seis siglos (rituales religiosos, cofradía, celebraciones festivas, nombres de embarcaciones, nomenclátor callejero, expresiones musicales, referencias literarias, prensa, etc.) hacen de su estudio un referente necesario a la hora de abordar un estudio riguroso de la historia de este núcleo de población, cuyos rasgos característicos todavía tiene un cierto reflejo en la percepción de identidad y diferenciación respecto de la ciudad de València. Una de las características de determinadas imágenes sagradas ha sido la participación en el establecimiento de geografías devocionales y en el asentamiento de procesos de identificación colectiva. De entre estos cultos destaca la veneración de imágenes dotadas de carisma, por lo sobrenatural de su historia y su capacidad de obrar milagros. Entre estas devociones, en los poblados marítimos de València, ocupa un lugar central y aglutina un sentimiento unitario local y marinero, la imagen y el culto al Cristo del Grau.
Las fiestas de la Cruz, en honor al Santísimo Cristo del Grau, agrupan una serie de actos culturales, lúdicos y religiosos enmarcados dentro de las tradicionales fiestas locales del 3 de mayo de la antigua población de la Vilanova del Grau. Estas fiestas culminan el ciclo festivo primaveral de los Poblats Marítims de la ciudad de València, tras la Semana Santa Marinera y las celebraciones en honor a sant Vicent Ferrer. La devoción al Negret ha sido compartida por las gentes del Grau de València a lo largo de más de seis siglos sin distinción de clases sociales y está directamente vinculada a la vida marítima de esta antigua población y de su puerto. Sus fiestas anuales han contribuido a la identidad de este pueblo marinero, consciente de la importancia de preservar sus raíces, su historia, lengua, tradiciones y costumbres. La organización de esta celebración rebasa los estrictos días de su fiesta y genera a lo largo de todo el año múltiples vínculos y lazos sociales y culturales. El relato de la venida milagrosa del Cristo, transmitido oralmente de padres a hijos durante generaciones, y cantado en valenciano en los actuales Gozos, relaciona personajes históricos de la política, la cultura y la iglesia valenciana, como sant Vicent Ferrer y el papa Luna.
El núcleo de las celebraciones de carrer de estas fiestas patronales gira en torno a las fechas del 1 y del 3 de mayo. El día 1 de mayo con el acto de recepción de una embarcación con la imagen del Santísimo Cristo a la antigua escalera real del Puerto de València y la tradicional plegaria y acto de bendición del mar, emocionante cita anual que la población espera expectante. Y el 3 de mayo, día de fiesta mayor del Grau, que culmina con la procesión general que recorre las calles de la demarcación al atardecer. Esta procesión conserva su pureza y originalidad, sin ni siquiera acomodar fechas a los fines de semana para propiciar la venida de más público o participantes. Esta fecha es aguardada por muchos hijos del Grau, aunque tengan que hacer algún sacrificio laboral o de desplazamiento. A estas celebraciones se suman actos litúrgicos, toques manuales de campana, conciertos de bandas de música, comidas entre vecinos y devotos y fuegos artificiales. El conjunto de todas estas celebraciones reproduce en buena parte el esquema característico de muchas fiestas patronales valencianas, si bien, en este caso nos muestra unos rasgos muy característicos, enraizados en la historia y en la identidad del Grau. La organización de la fiesta recae en su cofradía (la Muy Ilustre Hermandad del Santísimo Cristo del Grau) desde tiempo inmemorial. A ella pertenecen también los niños y niñas inscritos por sus padres o abuelos. De esta forma se asegura la transmisión intergeneracional de una tradición que se interioriza desde la infancia. Las mujeres se han incorporado también a su Junta de Gobierno de una manera natural. En definitiva, y más allá del valor que poseen desde la creencia religiosa y del valor identitario, tanto para el grupo humano que trabaja todo el año para hacerlas posible, como para la población del Grau en general, estas fiestas poseen incuestionables valores de carácter patrimonial, por su valor histórico, antigüedad, continuidad y relevancia social. La intensa y profunda transformación de la realidad urbanística, social y cultural del Grau, que ha proseguido con la entrada en el siglo XXI y que ha afectado al entorno de los que hasta ahora se conoce como cultura popular y tradicional, no ha restado emotividad a estos actos. El arraigo al territorio y el apoyo activo de su población son los garantes de su mantenimiento y vigencia social. También de su transmisión y legado a las generaciones futuras. Aunque el archivo de la Muy Ilustre Hermandad fue destruido en 1936, éste conserva una colección de diversos programas de fiestas desde el año 1925 y también puede estudiarse la programación de las fiestas consultando la Hemeroteca municipal. Actualmente se mantienen muchos de los actos y rasgos característicos de las fiestas de hace como mínimo cien años, como la Novena, la Misa de descoberta o la procesión general. Destaca el especial cuidado de la liturgia y la importancia de la música, presente en diversos ámbitos, el toque manual de campanas y las procesiones, con la participación de las bandas de música de la demarcación, pero también en la organización de conciertos, con la participación de orquestas y coros de primer nivel. Resultan igualmente importantes las obras de caridad y la tradición pirotécnica valenciana. Desde la M. I. Hermandad también se desarrollan actividades culturales de diversa naturaleza. Una de ellas es la edición de libros o su colaboración en este tipo de iniciativas. También la organización de exposiciones y de conferencias para profundizar en el conocimiento de la historia del Grau, plasmada también en las páginas de los programas de fiestas. Y, por último, también realiza una importante y constante labor de recuperación del patrimonio cultural de la parroquia de Santa María del Mar, como ha sido el caso de la restauración de la capilla del Cristo, de su camarín o del trasagrario del templo. También con las personas, familias y grupos que han venido trabajando a lo largo de los años para mantener la fiesta. También debe procederse a una correcta catalogación del patrimonio documental de la Hermandad y a la recopilación y ordenación de los fondos fotográficos y audiovisuales más recientes.
Orígenes documentados o atribuidos:
1.- Los relatos de la llegada de la imagen del Cristo del Grau. El 27 de mayo de 1249 el rey Jaume I concedió el título de Vila Nova Maris Valentiae al pequeño núcleo del Grau, topónimo previo a la conquista y origen de los poblados marítimos de València. En dicho año se erige en el Grau una ermita dedicada a Santa María del Mar, dedicada al misterio de la Asunción de María, advocación que fomentó Jaume I, como hiciera en otros lugares que fue conquistando. Con el tiempo, el Grau fue creciendo y empezó a dedicarse a la construcción naval. En 1281 se fueron poniendo los cimientos de las Reales Atarazanas, si bien las actuales se finalizaron en 1391. Aunque era considerado carrer de València, el Grau tenía su propia personalidad. El batle general tenía plena jurisdicción sobre el comercio marítimo, pero estaba representado por el guardià del Grau de la mar. Con todo, a principios del siglo XIV el Grau todavía no era un lugar atractivo para vivir. Por ello, en 1401 y 1405 se autorizó por el Ayuntamiento que pudiesen ocupar tierras libremente los que quisieran edificar casas para habitar en él. En 1410 murió sin sucesor el rey Martín el Humano. En este interregno, cuando se preparaba el Compromiso de Caspe (1412) y en pleno Cisma de Occidente, se produjo la llegada de la imagen del Santísimo Cristo del Grau. Una obra dedicada al Cristo del Rescate (Relación del milagroso rescate del Crucifixo de las monjas de S. Ioseph de Valencia, que està en Santa Tecla y de otros, Valencia, por Juan Crhysostomo Garriz, 1625) del franciscano, catedrático y doctor en Teología, fray Antonio Juan Andreu de San Joseph, es actualmente la fuente documental más antigua de que se dispone para el estudio de la llegada de la imagen al Grau. El relato inicial, que seguramente recoge la tradición oral que circuló a finales del siglo XVI, presenta lo esencial del asunto. A este le siguieron las obras de Pedro Cubero Sebastián (Segunda peregrinación del doctor D. Pedro Cubero Sebastián missionario apostólico del Asia [¿], València, por Jaime de Brodazar), en 1697, y la del dominico Francisco Vidal y Micó (Historia de la portentosa vida, y milagros del valenciano apóstol de Europa S. Vicente Ferrer València, en la Oficina de Joseph Estevan Dolz), biógrafo de san Vicente Ferrer, en 1735.
La tradición señala que la mañana del 15 de agosto de 1411 fiesta litúrgica de la Asunción de Santa María a los cielos- había amanecido sin nubes en el firmamento. El mar estaba sereno, muy tranquilo, y como enladrillado de cristal. Mientras unos se preparaban para asistir a la misa mayor, otros se encontraban paseando por la cercana playa. Eran las nueve de la mañana. La campana de la torre vigía del Portal del Mar empezó a sonar sola con repiques de fiesta. El centinela miró al horizonte y vio un alto mástil, con las velas plegadas, avanzando majestuoso hacia tierra. Pero pronto se dio cuenta de que el navío, sin velas, avanzaba contra el viento, que ese día era de poniente. Las gentes se acercaron a la fortaleza y también observaron aquel mástil en forma de cruz, de más de diez metros de altura, que se deslizaba suavemente sobre la superficie del mar. Pero cuando estuvo cerca, se desengañaron. No era un navío: Era una escala de madera de treinta y tres escalones, á cuya extremidad, que estaba ázia el Cielo avía arrimada, sin estar atada, ni en otro modo asida, una Imagen de Jesu Christo clavado en una cruz redonda y nudosa, al modo antiguo; y en dicha forma, la escala, como de puntillas, con el Santo Christo enarbolado, á su extremidad arrimado, surcando por las cristalinas aguas del mar, se entró y quedó fixa á la boca de nuestro Rio Turia, en medio y sobre las aguas. El relato de Vidal y Micó (1735) indica que: profundamente penetrados de una santa alegría y un entusiasmo religioso, los concurrentes arrójanse al agua, abrázanse a la Imagen y la extraen a la orilla. Inmediatamente, dan cuenta de lo ocurrido al vicario de la parroquia, quien dispuso fuese conducida y depositada en la Iglesia. Eran las dos de la tarde. Desde su aparición en el horizonte habían pasado cinco horas. Sobre las baldosas del pequeño templo yacía un hermoso Cristo, de trazos góticos y de mediana estatura. La noticia llegó a los vecinos de Russafa, a cuya parroquia pertenecía la ermita del Grau. Por aquel entonces, la jurisdicción de la parroquia de San Valero se extendía por la margen derecha del río, hasta llegar al mar. Esto provocó una disputa sobre la titularidad de la imagen entre los vecinos de ambas orillas del río, disputa que se saldó a favor del Grau. Pedro Cubero Sebastián (1697) señala que los vecinos de Russafa reclamaron la imagen con devota porfía, pero también que pasaron a reñida contienda, hasta tomar las armas para lograr la Santa Imagen. Los del Grau decidieron poner el litigio en manos del obispo y del gobernador de la ciudad. Finalmente, determinaron que el gobernador, acompañado de dos vecinos de cada población, embarcasen en una chalupa conducida por ocho remeros y un timonel y depositasen la escalera y la imagen una legua mar adentro, frente a la desembocadura del río. Si introducida en el cauce del rio se arrimaba a la orilla de la parte del Grao, debía quedarse en la villa; mas si lo efectuaba a la orilla opuesta, fuese entregada a los moradores de Ruzafa. Previamente, el gobernador había hecho llamar a la milicia del Centenar de la Ploma y los de Russafa fueron obligados a trasladarse a la otra orilla del río. Apenas la escalera tocó el agua, se irguió sobre el mar, tomando de nuevo la forma de mástil de navío; llevando enarbolada la imagen del Cristo, penetró rápidamente por el cauce del río, por la parte del Grau, avanzó unos doscientos pasos y se dejó caer suavemente sobre el césped, tomando por puerto su ribera. Una vez disipada la titularidad de la imagen, se organizó una procesión, presidida por el obispo y los capitulares de la catedral, desde el cauce del río hasta el pequeño templo de Santa María del Mar, en cuyo altar mayor fue depositada la imagen. Hasta aquí, este relato inicial se fundamenta sobre la tradición, transmitida durante generaciones. Fray Antonio Andreu de San Joseph confirma la inexistencia de fuentes documentales y dice reflejar en su escrito lo que le había relatado el párroco de Santa María del Mar, natural del Grau. Sin embargo, a finales del siglo XVII se afirmó haber encontrado un documento de tiempo inmemorial que relataba la historia de la llegada de la imagen, y que en 1731 habría sido copiado y expuesto en la capilla del Cristo. Una copia manuscrita de este texto se encuentra en la Biblioteca Histórica de la Universitat de València y, según Luis Arciniega, recoge la tradición oral sobre la llegada de la imagen que circuló a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. A este documento expuesto en la capilla también se refiere Francisco Vidal y Micó (1735), pues le sirvió para completar la historia previamente narrada por fray Antonio Andreu de San Joseph y por Pedro Cubero Sebastián. Vidal y Micó añade más información a la historia, siguiendo la información contenida también en el documento manuscrito arriba indicado. Pero no sólo incluye en el relato esos hechos extraordinarios, pues también desvela datos sobre la procedencia de la imagen: era 16 de agosto, jueves. En ese día, el obispo, asistido por el párroco y de varios canónigos de la catedral, celebró una misa de acción de gracias en el pequeño templo de Santa María del Mar. Presidieron la ceremonia el gobernador de la ciudad, el justicia de Vilanova del Grau y diversos jurados. Ante la gran afluencia de devotos, el sermón se predicó por la tarde en un descampado que había entre el Turia é la Villa. El pare Vicent Ferrer se había ofrecido a predicar. Después de invocar a la Virgen, según era su costumbre, dixo, é afirmó que la imagen había llegado por mar desde Lleida tras haber sido lanzada al río Segre por un judío Rabí llamado Moysés Abenabes, que tenía en su poder aquella imagen. Todos los viernes se juntaban en su casa muchos judíos que hacian justicia en la santa imagen, lo mismo que sus passados hicieron en el Original el día de la Passion de Jesu Christo. Advertido del peligro que corría teniendo aquella imagen en su poder, se deshizo de ella una noche, lanzándola al río. Volviendo a la ciudad, se le apareció el diablo en figura de un amigo que le dio a entender que se sabía en la ciudad lo que había hecho, animándole a suicidarse, por lo que se ahorcó en un árbol. El diablo se llevó su alma é la Santa Imagen como hijo castigado, é desamparado ha venido en busca de su Madre, que es la Villa nueva de Santa María, pues saben tratar bien á su Madre, sabe le trataran bien á él. Impresionado el señor obispo de las revelaciones de sant Vicent Ferrer, decidió mandar por su cuenta unos mensajeros a Lleida y Tortosa para comprobar la veracidad de las mismas. Al cabo de unos días, los comisionados traxeron relación autentica de aver sido verdad todo lo que dixo el Maestro Ferrer é dixeron aver visto el judio ahorcado en el termino de Lerida. El asunto del ultraje judaico a la imagen debe enmarcarse en el contexto social y religioso de la época, en el que se produjo un aumento de actitudes y ataques antisemitas. Pero también cabe recordar que sant Vicent Ferrer dedicó buena parte de su vida a procurar la conversión, no sólo de sus coetáneos cristianos, sino también de judíos y musulmanes. En todo caso, cabe advertir que los relatos de Antonio Andreu de San Joseph y de Pedro Cubero no recogen la intervención de sant Vicent Ferrer. Tampoco aparecen referencias al Grau en sus sermones, si bien la fuerza de la tradición y de la piedad popular hizo que, siglos después, se redactasen dos miracles referidos a la imagen del Cristo del Grau. Por su parte, el símbolo de la escalera entronca con la alegoría de la escalera de Jacob y con la Escala de perfección de san Juan Clímaco (siglo V). También con la Scala de contemplació de fray Antoni Canals (1352-1419) o con la Scala Dei de Francesc Eiximenis (1340-1409). Pero la historia relatada por Vidal y Micó no termina aquí, pues surgió un nuevo pleito desde la ciudad de Lleida. Al ser Moysés Abenabes vecino suyo, reclamó esta población la propiedad de la santa imagen. Este asunto sobrepasaba la jurisdicción del obispo de València, por lo que fue el propio sant Vicent Ferrer, el que expuso al papa Benedicto XIII (el papa Luna) lo sucedido y el conflicto entre las dos ciudades. El pleito fue resuelto por el papa a favor del Grau, por Bulla despachada en diez de mayo de mil quatrocientos doze, concediéndose a la imagen el título de Cristo del Grau. Precisamente este mismo papa vino a València en 1415, visitó la imagen del Cristo y fue obsequiado con una cena en una de las salas de las Atarazanas. En definitiva, las fuentes escritas sobre la historia del Cristo del Grau que han llegado hasta nuestros días son del siglo XVII y tienen como punto central la defensa de la sacralidad de la imagen, en coherencia con los postulados del concilio de Trento sobre la defensa del culto de las imágenes religiosas. Es por ello que se aprecian los intentos por encontrar en los archivos respuestas a una defensa de las historias que envuelven a algunas de estas imágenes. En la obra de fray Antonio Andreu de San Joseph, cuando se advierte de la inexistencia de documentos sobre el Cristo del Grau, se indica en el margen que se sustenta en la tradición fiel de padres a hijos y gran argumento de la verdad. Es a finales del siglo XVII o a principios del siglo XVIII cuando debió aparecer el manuscrito de tiempo inmemorial exhibido en la capilla del Cristo del Grau, copia manuscrita del cual se encuentra en la Universitat de València. Este documento, que es en el que se basó Vidal y Micó, recoge el relato de la tradición con minuciosidad de detalles.
2.- La devoción al Cristo del Grau y las fiestas de la Cruz entre 1413 y 1913
2.1.- La labor de la Hermandad del Cristo del Grau. Señala Vidal y Micó que, meses después de la llegada de la imagen: é lo Señor Obispo, é la Villa le fabricaron una capilla é la colocaron la Sta. Imagen en ella lo día tres de mayo de mil quatrocientos y treze, é se hizieron grandes fiestas. Para Domínguez Moltó, la cita de la fecha del 3 de mayo puede ser la razón de por qué se celebran las fiestas ese día. En los Estatutos de la Muy Ilustre Hermandad del Santísimo Cristo del Grao, aprobados por el Arzobispado de Valencia el 10 de marzo de 1975 (reconstruidos por haber desaparecido los antiguos), se indica que desde tiempo inmemorial ha existido en dicha parroquia la Hermandad del Santísimo Cristo del Grao, que ha cuidado de la promoción del culto y devoción a la venerada imagen. Según la tradición, el nacimiento de esta Hermandad se debe a que sant Vicent Ferrer, que tuvo siempre una devoción preferencial por los dos Cristos llegados a València por mar (el del Salvador y el del Grau) procuraba dejar grupos de penitentes. Con el paso del tiempo, estos grupos se transformaron en cofradías organizadas. Fray Antonio Andreu de San Joseph se refiere ya a las fiestas organizadas anualmente por la Hermandad del Cristo del Grau en los siguientes términos: Hay fundada en esta Capilla del Christo una antiquísima y muy devota Cofradria, por cuyos cofrades se celebran cada año otras muchas fiestas, mayormente las dos de la Santissima Cruz, con officio solemne, sermon, musica, procession y frequencia de Sacramentos. En la bibliografía de los siglos XVI y XVII se cuenta que esta imagen tenía dos fiestas anuales: la del 15 de agosto, conmemorando su llegada, y la del 3 de mayo, sin citar para nada la participación de la imagen en las procesiones y cultos de la Semana Santa. Para fray Antonio Andreu de San Joseph, desde el primer momento se reconoce la tradicional fama milagrosa de la imagen: ( así en la tierra como por la mar, según muestran las preseas de imágenes de cera, mortajas, pedazos de maromas, barquillos, y otras insignias de navegantes que los marineros ordinariamente allí traen, en complimento de los votos que (corriendo alguna peligrosa fortuna y borrasca) le hicieron . A la imagen se le atribuye, por ejemplo, el haber calmado una riada del Turia, el 15 de octubre de 1521, después de sacarse esta en procesión hasta el portal de València. Y es que fue habitual el traslado de la imagen y la escalera a la playa durante los temporales, para socorrer a las gentes que peligraban en alta mar. Sobre las paredes de la capilla, como agradecimiento, se depositaban muchos exvotos, redes de barcas, restos de naufragios, muletas, prótesis, figuras de cera, telas de enfermos, etc. En cuanto a la escalera, esta se colocó en sentido horizontal en una pared lateral de la capilla. El obispo Hugo de Lupia se quedó con un escalón entero, otro lo regaló al gobernador y otros tres los repartió entre diferentes personalidades. Poco a poco, como consecuencia de sucesivos obsequios de fragmentos a distintas personalidades, la escalera fue menguando de tamaño hasta que en el siglo XIX la Hermandad determinó construir una escalera relicario de fina madera y ricamente guarnecida en plata. Sin embargo, al hacer el relicario, cortaron otros dos peldaños para repartirlos en fragmentos entre los que habían contribuido a la adquisición del mismo. La escalera quedó sólo con nueve peldaños hasta 1936. Por lo que respecta a la cruz original redonda y nudosa al modo antiguo-, fue sustituida en el siglo XVI por otra más rica, de talla lisa y bordeada por una moldura dorada. Al igual que la escalera, la cruz primitiva, colocada igualmente en un lugar preferente junto a la imagen, sufrió también una constante disminución de tamaño, por lo que se recurrió a la misma solución: un relicario para salvar lo que de ella quedaba.
2.2.- La Novena y los Gozos de las fiestas de la Cruz. En el siglo XVIII se observan varias confrontaciones e intentos de los órganos de gobierno de la Vilanova por alcanzar plenos derechos frente a la ciudad de València. Estos enfrentamientos se agravarán a partir de 1762 y es, en ese contexto, cuando en 1789 encontramos publicada una novena al Cristo del Grau, por Joseph Estevan y Cervera, que recoge la historia de la llegada de la imagen, así como un verdadero retrato de la imagen, conservada en los fondos de los archivos municipales de València. Es posible que no fuese el único texto publicado durante esos años y que sirviese como símbolo o elemento identitario para el Grau. También por esos años (c. 1773 y 1794) se publican unos Gozos del Santísimo Cristo del Grao, para sus cofrades y devotos¿ (imprenta de J. Ferrer de Orga, calle de las Barcas, nº 13), conservados en los archivos de la Real Academia de San Carlos. En el Diario de Valencia del 3 de mayo del año 1793 se cita las fiestas del Santísimo Cristo por su Hermandad, con referencia expresa a la procesión de la tarde. En 1798 se vuelve a citar la procesión en el día de la Cruz. Los periódicos posteriores, tanto el Mercantil Valenciano como Las Provincias, siguen informando de las fiestas del 3 de mayo. En resumen, hay constancia de que en agosto se conmemoraba la llegada del Cristo, pero la fiesta grande se reservaba para el 3 de mayo, día de la Santísima Cruz.
2.3.- Otros datos sobre la devoción popular y las fiestas. Cabe destacar la inmensa devoción de los marinos del Grau a la imagen, y el número de embarcaciones con la denominación Santo Cristo del Grao datada en el año 1792. Téngase en cuenta que al finalizar la centuria, según la estimación de Cavanilles, la villa contaba con 636 vecinos, dedicados en buena parte a actividades marítimas como la pesca y el transporte de las embarcaciones. También en el siglo XIX encontramos laúdes con idéntica denominación, como el que en 1826 llevaba el correo a Mallorca. No importaba la confusión que la repetición de nombres pudiese generar, pues nadie tenía por qué renunciar a ostentarlo. Pero esta denominación no se limitaba a pequeñas embarcaciones de matrícula del Grau. También se han localizado embarcaciones con esta denominación haciendo rutas por América. Otra muestra de devoción la encontramos el 7 de marzo de 1806, cuando sobrevino un temporal, que rompió los cabos de un laúd y ocasionó un muerto. Los morberos decidieron echar al mar la escalera del Santo Cristo por ver si el Señor se dignaría aplacar la furia del viento. Además de esta costumbre de llevar la Escala y la Cruz en procesión para sumergirlas en la playa en caso de peligrosas tempestades, también era frecuente ver por las calles de la población tripulaciones completas de alguna goleta que de rodillas se dirigían a la capilla del Cristo para agradecer haberse salvado de algún temporal. Blasco Ibáñez también reflejó en 1895 la profunda devoción de las gentes de los poblados marítimos de València a esta imagen, en el trágico capítulo final de su novela Flor de Mayo.
2.4.- La invasión francesa y el siglo XIX. Durante la invasión francesa, la imagen pudo salvarse del expolio y de los daños que los soldados franceses produjeron en Santa María del Mar. En 1810 un grupo de graueros embarcaron la imagen en un jabeque y la trasladaron a Ibiza. Allí permaneció durante ocho meses en la casa familiar de D. Miguel Zur, cura párroco de Formentera, en la calle de la Cruz. Como recuerdo, en la esquina de dicha calle se colocó una hornacina con un panel devocional de cerámica, retirados con ocasión de la Guerra civil de 1936. En 1812 los bombardeos de Suchet causaron graves daños en la capilla del Cristo, por lo que esta fue reparada en 1839 a costa del Gremio de Mareantes, siendo. Tras esta remodelación, se tomó la decisión de eliminar para siempre los maltrechos exvotos que cubrían las paredes. Tras el regreso de Fernando VII a España, éste realizó una primera visita al Grau el 20 de abril de 1814, y una segunda visita aprovechando las fiestas de la Cruz, celebradas el 3 de mayo. Vilanova del Grau logra su autonomía municipal constitucional el 18 de septiembre de 1826, autonomía que se mantendrá hasta 1897. El Ayuntamiento de la Villa era el encargado de organizar los actos civiles de las fiestas de la Cruz, en mayo, y las de Ntra. Sra. de la Asunción, en agosto. De hecho, las últimas actas de la corporación municipal, con predominio de concejales republicanos, recogen acuerdos para disponer lo necesario para las fiestas de la Santa Cruz. El 3 de mayo de 1859, día grande de las fiestas, se inauguró la fuente existente anexa a la torre de Santa María del Mar, tal como refleja su lápida inaugural, todavía visible: Aguas del Turia derrama esta fuente por los esfuerzos del municipio de Valencia, la cooperación de esta Villa y el legado de 80.000 RS. de Don Dionisio Bello. 3 mayo 1859.
Cuando Alfonso XII, después de la Restauración, visitó por primera vez València, desembarcó en el puerto y su primera visita fue al Cristo del Grau. El 28 de octubre de 1885 tuvo lugar, de forma excepcional, una procesión con la imagen, acompañada por el Ayuntamiento de la Villa, el comandante de Marina, D. Adolfo Navarrete y la práctica totalidad de la población, para agradecer el fin de la pandemia de cólera. El diario Las Provincias del día 5 de mayo de 1887 narra que el piloto Juan Bautista de la Concepción Llovera, impulsor de la construcción del dique de Poniente (también conocido como muelle Llovera), legó a la parroquia de Santa María del Mar un copón y un cáliz de oro, adornados con imágenes en relieve de la venida del Santísimo Cristo y de la Asunción. El rótulo que da el nombre de este piloto a una de las calles del Grau puede deberse a un acuerdo municipal de 1897. También sabemos que con el final de las fiestas de 1887 se celebraron una serie de bailes en el Casino Artesano desde las 10 de la noche hasta las 4 de la madrugada. El último día de las fiestas se levantaron cucañas en varias calles y se disparó un castillo en el antiguo carrer Major (actual avinguda del Port), frente al Puerto. Las crónicas de la prensa de 1890 describen la procesión de las fiestas de la Cruz de ese año: Por la tarde recorrió las principales calles de aquella villa una lucidísima procesión, en la que figuraban dos carros de triunfo, varias imágenes, la venerada Cruz y la Escalera conducida en hombros de matriculados, el apostolado y la Vera Cruz bajo palio.
3.- De las fiestas del V Centenario a 1936
3.1.- V Centenario. En 1913 se celebraron las fiestas del V Centenario de la llegada del Cristo. La conmemoración ese año y no en 1911 se debe al error cometido por Vidal y Micó al transcribir el relato de la llegada de la imagen y a que ese error fue propagado por autores posteriores. De aquellas solemnes fiestas, afortunadamente, existen numerosos datos en la Hemeroteca y también se conserva abundante documentación gráfica. Con ocasión de las mismas se restauró la capilla y se abrió una nueva puerta en la iglesia, que es la que actualmente recae a la avenida del Puerto. Además, el escultor Mariano Benlliure modeló la medalla conmemorativa y se estrenó la nueva anda procesional que representaba un casco de una nave sobre el mar con dos ángeles con alas extendidas. Sobre ésta de forma excepcional, salió a la calle la imagen original de 1411.También se ornamentó ricamente la fachada y, por parte de los jardineros municipales, se realizó un tapiz floral para el altar mayor. La Junta del Centenario hizo un llamamiento al vecindario para que iluminasen sus casas los días 1 al 4 de mayo, y 14 y 15 de agosto. También se iluminaron los muelles y las dragas de la Junta de Obras del Puerto. El programa de conmemoraciones del V Centenario, bajo el patronato del Arzobispado y del Ayuntamiento, fue publicado en la prensa e incluyó un sinfín de actos litúrgicos, culturales, lúdicos y caritativos. Del 1 de mayo destaca una procesión con banda de música y piquete militar y una misa de campaña en la antigua Rotonda de Caro. Del día 3 de mayo llama la atención una cabalgata por las calles de la población y una serenata. Curiosamente, la solemne procesión general se celebró el 4 de mayo, presidida por el Ayuntamiento y por las autoridades eclesiásticas, civiles, militares y marítimas, y por una representación de la Junta de Obras del Puerto, desde el que se disparaba al finalizar la procesión un gran castillo de fuegos artificiales, terminando con una gran traca. En la procesión destacó la participaron especial de gigantes, dos carros de triunfo, un piquete militar de honor y otras cinco bandas de música. Al día siguiente tuvo lugar la tradicional misa en sufragio por los difuntos y dio comienzo el tradicional Novenario. Durante todas las fiestas no faltaron los toques manuales de campanas, los pasacalles, los bailes populares en la escalera real del Puerto, ni el disparo de fuegos artificiales en sus diversas modalidades. El programa incluyó un segundo período de fiestas en agosto, con ocasión de la fiesta litúrgica de Ntra. Sra. de la Asunción, organizada por la Junta del Centenario en unión con las clavariesas de la Asunción. Las andas de sant Vicent Ferrer, la Escala y la Cruz y la del Lignum Crucis, que figuró por primera vez en la procesión de mayo, acompañaron en procesión el 15 de agosto a la de Nuestra Señora de la Asunción, llevada por marineros de la Comandancia. Por la noche se organizó una serenata y se disparó un castillo de fuegos artificiales.
3.2.- Nueva Novena y Gozos. El 29 de marzo de 1913, con motivo del quinto centenario de la portentosa venida de la venerada imagen al Grao, por parte de otro ilustre grauero, D. José María Porta Busquets (1861-1938), de la Orden de Predicadores, se escribió una nueva Novena, editada por última vez en el año 1940. Mediante acuerdo municipal de octubre de ese año, la calle antes conocida como Santa Ana pasó a denominarse Padre Porta. Este hijo del Grau predicará también las Novenas de las fiestas de 1926 y 1927. Por otra parte, en su faceta literaria y de promoción de la literatura valenciana fue cofundador de la institución Lo Rat Penat-, D. José Aguirre redactó en versos vernáculos unos nuevos Gozos al Santísimo Cristo del Grau, que, con música de D. Juan Bautista Pastor, maestro de capilla de la Catedral, se cantaron al entrar la procesión general. Los primeros versos de estos Gozos, que son los que se cantan en la actualidad, pueden leerse escritos en letras latinas a lo largo del friso de la capilla: Sembrant fe, pietat i pau, a nostra platja arribares, als teus fills no desampares Santíssim Cristo del Grau.
3.3.- Las fiestas posteriores al V Centenario. El 3 de mayo de 1923, día grande de las fiestas de la Cruz, se bendijo en el paso a nivel de la Avenida de los Aliados (actual Avinguda del Port) la imagen parroquial de Nuestra Señora de los Desamparados. Se iniciaba de esta forma la tradicional fiesta anual de la Mare de Déu dels Desemparats dentro de las fiestas de la Cruz. La tradición de realizar estampas anuales para las fiestas de la Cruz se remonta, como mínimo a 1925, año en el que hasta la fecha se ha localizado la primera. Las fiestas de ese año incluyeron partidos de fútbol del Levante F.C. contra el Gimnástico F.C y contra el Valencia F.C., probablemente a beneficio de la fiesta. Por otra parte, el programa de fiestas más antiguo que se conserva data de 1924. Además de los actos estrictamente litúrgicos y caritativos (a cargo del Ropero del Santísimo Cristo), el programa de las fiestas de la Cruz de ese año incluyó numerosos actos musicales, como pasacalles por ¿gran grupo de dulzaineros y por brillante banda, retreta con bandas de clarines y trompetas y carroza alegórica, un gran concierto nocturno o un cuadro de bailes populares. También actos lúdicos y deportivos, como un concurso de carruajes, otro de natación y una gran fiesta de aviación. También destaca la importancia del toque manual de campanas y de los tradicionales fuegos artificiales (grandes tracas, salvas de truenos, despertá al estilo del país y grandioso castillo de fuegos artificiales en el Puerto). En el programa se anuncia también la costumbre de disparar tracas durante el recorrido de la procesión.
4.- Guerra civil y posguerra. Los hechos que describen cómo fue salvada la imagen del Santísimo Cristo del Grau en 1936 fueron recogidos cuidadosamente en el libro de Domínguez Moltó. En febrero de 1936, D. Vicente Selfa Feo (1877-1936), párroco de Santa María del Mar, diseñó un plan para salvaguardar la imagen ante posibles actos vandálicos: suplantar en secreto la imagen original por una copia que doña Pepita Verdeguer había mandado hacer al escultor Carmelo Vicent y que sus sobrinas guardaban en su casa de la calle de la Reina. Curiosamente, el día grande de las fiestas de ese año no se celebró el 3 de mayo, sino el domingo 24 de mayo. El lunes 20 de julio de 1936 la iglesia fue asaltada, saqueada e incendiada, con todas sus imágenes, archivo y objetos religiosos. Muy pocos objetos pudieron ser salvados, entre ellos la aureola de plata colocada a la imagen facsímil del escultor Carmelo Vicent. Se quemaron también los relicarios de la Escala y de la Cruz. De esta última se pudo sacar y guardar el patibulum o palo horizontal pero aún así no se pudo conservar. Tras sufrirse en la casa de los descendientes de D. José Aguirre lugar en el que se escondió la imagen- dos registros por parte de milicianos que buscaban el Cristo, se buscó un lugar seguro en el propio Ayuntamiento de València. Una vez finalizada la guerra, la talla fue trasladada desde el Ayuntamiento hasta la vivienda de Dña. Rosa Aguirre Verdaguer, en la entonces plaza de Canalejas (actual calle Marqués de Dos Aguas), donde fue restaurada por el escultor D. Francisco Marco Díez-Pintado, que se negó a recibir remuneración alguna. Como la iglesia y la capilla habían sufrido grandes desperfectos, la imagen permaneció en dicha vivienda hasta las fiestas de 1940, año del Retorn de la imagen del Negret a su capilla. Para la ocasión, se hicieron una serie de estampas conmemorativas, entre otras, la de Leopoldo Aguirre (1868-1952) con la ¿Nova estrofa dels Gotjos al Santísim Cristo del Grau y la del Himne al Santísim Cristo del Grao, con letra de Santiago Aguirre y música de S. Mir. También unos libritos (imprenta Manuel Pau) reeditando la novena del Padre Porta de 1913 y los citados gozos de Aguirre Matiol, escritos en valenciano. El acta oficial de entrega de la imagen describe su traslado en procesión la tarde del 2 de mayo de 1940. Al masivo y solemne recibimiento asistieron las máximas autoridades eclesiásticas, civiles y militares del momento. En este contexto cabe explicar la rotulación de la antigua calle Palau como calle Cristo del Grao, mediante acuerdo municipal de septiembre de ese mismo año, y su señalización mediante la colocación de un bello panel cerámico devocional. La familia Vidal donó después de guerra el trozo de la escala que podemos ver en el actual relicario de la Cruz, pues de ésta no se conservaba ningún resto. La Escala actual tiene también como relicario dos astillas de la original. Ambos relicarios fueron realizados en los Talleres Mestre para las fiestas de 1941, siendo bendecidos el 2 de mayo de ese año. En las fiestas de 1945 se bendijo la talla facsímil del Cristo, obra del escultor Vicente Benedito Baró, siendo esta la talla que, desde entonces, sale normalmente en procesión. En mayo de 1948 el Santísimo Cristo salió en procesión al Puerto, a recibir las imágenes embarcadas de la Virgen del Castillo, traída desde Cullera, y de la Virgen del Sufragio, patrona de Benidorm. Estas imágenes llegaron por mar para conmemorar el 25 aniversario de la coronación pontificia de la Mare de Déu dels Desemparats. El diario Las Provincias del día 7 de mayo ofreció los detalles del solemne y concurrido acto.
5. Cambios introducidos a partir de la década de 1950: En las fiestas de 1951 los clavarios incorporaron, como novedad, el ya tradicional acto de recepción de la imagen embarcada en la escalera real del Puerto, rememorando su llegada. También ese año, a las seis de la mañana del día 3 de mayo, se estrenó el himno-plegaria de la Descoberta, escrita por D. Francisco Morán Hernández (1899-1958) con música de D. José Llovet Vicent (1905-1971). Debido al calor propio de los meses de agosto y al cambio de costumbres, muchos vecinos se ausentaban del Grau para pasar sus vacaciones estivales en otros lugares, disminuyendo por ello la asistencia a las fiestas del 15 de agosto, en honor a Ntra. Sra. de la Asunción. Por ese motivo, en 1953 se incluyó en el programa de fiestas de la Cruz la correspondiente a la de Ntra. Sra. de la Asunción, configurando un conjunto de fiestas locales. La fecha el 1 de mayo quedó fijada en 1963 y a partir de 1972 se unió a ese día el acto de recepción del Santísimo Cristo en la escalera real del Puerto, que se convierte en uno de los más emblemáticos de la fiesta. En las fiestas de 1956 pudo estrenarse el trono-anda de la barca, copia del realizado en 1913 y desaparecido en 1936. Obra del taller de Royo y Rabasa, fue un regalo de los clavarios de honor y de la Junta de Gobierno de la Hermandad. La prensa valenciana de los años sesenta se hace eco de los principales actos de las fiestas. El apartado ¿Valencia marítima¿ del diario Las Provincias, en su edición de 5 de mayo de 1964, incluye un resumen del programa de fiestas, señalando que estas culminaron el día 3 con la procesión general, en la que participaron las imágenes de sant Vicent Ferrer, de la Mare de Déu dels Desemparats y de la Asunción, la Escalera y la Cruz, el Santísimo Cristo del Grau y la reliquia del Lignum Crucis, bajo palio. También recoge la participación de grupos de danzas tradicionales valencianas y de personajes de la procesión del Corpus Christi de la capital, como gigantes, cabezudos, personajes bíblicos y cirialots. El acto de la bendición del mar se realizó al llegar la procesión a la escalera real del Puerto, disparándose fuegos artificiales en la propia explanada de este. En 1966 Las Provincias vuelve a incluir otra reseña sobre el programa de fiestas. En las fiestas de 1972 los clavarios confeccionaron un tapiz de flores que decoró una de las fachadas de la torre campanario. El programa de las fiestas de 1974 recoge ya un cambio en el tradicional acto de la bendición del mar con la reliquia del Lignum Crucis. Este acto se realizaba con la puesta de sol en la procesión vespertina del 3 de mayo, que en su recorrido se acercaba a la antigua escalera real, hoy desaparecida. A partir de ese año el acto se empieza a realizarse el 1 de mayo en el marco del acto de recepción de la imagen en el Puerto y, al adquirir importancia con los años este acto, en los años ochenta se trasladó definitivamente a ese día el rito de la bendición del mar. Tras las reformas litúrgicas auspiciadas por el Concilio Vaticano II, también se procedió a revisar la tradicional Novena, con el fin de tener en cuenta el tiempo litúrgico de la Pascua en que se celebra, conservando en lo posible su espíritu original. En las fiestas de 1974 la Banda Municipal de València ofreció un concierto extraordinario y también se celebró un pregón, pronunciado por Tomás Gorría y seguido de un concierto del Orfeón Universitario. Este acto no tuvo continuidad hasta el año 1989, en cuyas fiestas se retomó la organización de este acto anual. El 10 de marzo de 1975 fueron aprobados por el Arzobispado de Valencia unos nuevos Estatutos de la Muy Ilustre Hermandad del Santísimo Cristo del Grao, que fueron reconstruidos por haber desaparecido los antiguos en 1936. Entre las funciones específicas de la Hermandad (artículo 2) se encuentra la de ordenar lo procedente a la novena y fiesta que se celebra anualmente, por sí misma o por medio de los clavarios designados para cada ejercicio. Al finalizar la fiesta de cada año, la Junta de Gobierno designaba a los clavarios del siguiente ejercicio y aprobaba el programa de actividades. La Junta de Gobierno presidía, con dichos clavarios, la fiesta anual del día 3 de mayo. A estos correspondía allegar los medios económicos para atender el presupuesto de dichos actos, de cuyo resultado se responsabilizaban colegiadamente (artículos 17 y 22). De esta forma, eran los clavarios los que anualmente se comprometían a recaudar fondos y a organizar la fiesta anual, bajo la supervisión de la Junta de Gobierno de la Hermandad. En ausencia de clavarios (como sucedió en 1956, 1963 y 1964), el artículo 27 de los Estatutos preveía que, en esos casos, la Junta de Gobierno se haría cargo de la responsabilidad de atender el presupuesto de gastos de las actividades programadas. Tradicionalmente, los clavarios se organizaban de la siguiente forma: las mujeres casadas organizaban la clavaría de la Asunción y las solteras la de la Mare de Déu dels Desemparats, y la del Cristo la componían exclusivamente hombres. Pero desde el año 1995 ya no hubo más clavarios voluntarios para organizar la fiesta, por lo que esta ha pasado a organizarse directamente por la Junta de Gobierno de la Hermandad, de la que forman parte tanto hombres como mujeres. Como se ha indicado, en las fiestas de 1989 se retomó la organización del pregón, que sigue realizándose actualmente, junto a un concierto de inicio de fiestas. Con el fin de potenciar y solemnizar la festividad de la Asunción, el 15 de agosto de 1994, al finalizar la misa mayor, se rememoró la entrada del Santísimo Cristo del Grau en su templo, con la colaboración de la Muy Ilustre Hermandad. Unos años más tarde, en octubre de 2001, un grupo de feligreses fundó la Asociación de Nuestra Señora de la Asunción. En 1995, previamente al inicio de las fiestas, se inauguró el reloj instalado en el campanario. Unos días más tarde, se inauguró también la primera fase del nuevo órgano. Fue el último año en el que hubo junta de clavarios y de clavariesas en las fiestas de la Cruz. En 1999 se estrenó un oratorio dedicado al Cristo del Grau, compuesto por Miguel Ángel García Cañamero y en las fiestas del año 2000, declarado año jubilar, salió en procesión la imagen auténtica y se estrenó el himno al Cristo del Grau, compuesto por D. Bernardo Adam Ferrero.
6.- VI Centenario y años recientes: El año 2011 se celebró el VI centenario de la venida del Santísimo Cristo. Para celebrar con mayor brillantez la efemérides se diseñó un completo programa de fiestas, que incluyó también conferencias, exposiciones y visitas de la imagen a diversas parroquias, comisiones falleras, y a cofradías y hermandades de la Semana Santa Marinera. Con ocasión de este centenario, Santa María del Mar recibió la consideración de templo jubilar y el alto patronato de las fiestas lo ostentó el rey de España. Las fiestas de la Cruz de 2011 dieron comienzo el 9 de abril con el nombramiento de los clavarios de honor, tras la celebración de la santa misa y un concierto. El pregón se celebró al día siguiente, siendo realizado por el entonces President de la Generalitat, culminando el acto con la clausura del ciclo de conciertos de música religiosa Las Siete Palabras, con dirección musical de D. Bernardo Adam Ferrero y textos del Rvdo. D. Antonio Díaz Tortajada. Los actos conmemorativos continuaron los días 26, 27 y 28 de abril con un concurso de miracles de sant Vicent, celebrado en el Teatro El Musical y organizado por la Junta Central Vicentina. El 30 de abril de 2011 tuvo lugar la visita de la imagen Peregrina de la Mare de Déu dels Desemparats, descubriéndose en la fachada de Santa María del Mar el bello mural cerámico ¿socarrat¿ conmemorativo de dicha visita y del VI centenario. El domingo 1 de mayo se celebró el tradicional acto de la llegada de la imagen del Cristo por mar, siendo recibido por la imagen Peregrina de la Mare de Déu, realizándose la Eucaristía en el tinglado número 2 del Puerto. Al término de ésta se procedió al traslado de ambas imágenes al templo parroquial. También se descubrió la placa conmemorativa existente en el edificio del Reloj del Puerto. La imagen Peregrina fue despedida el día 2 de mayo, tras la celebración de la festividad de sant Vicent Ferrer. El 3 de mayo, día grande de las fiestas de la Cruz, tuvo lugar el toc de retorn y las misas de descoberta, mayor y del visitante. Tras esta última se realizó con una mayor solemnidad la procesión general, con la particularidad de que, por ser un año especial (centenario y año jubilar) salió la imagen titular o auténtica, no sobre el trono anda, sino portada a hombros sobre la Escala y bajo palio. También el 15 de agosto de 2011, al cumplirse los seiscientos años de la llegada de la imagen, tras finalizar la eucaristía organizada por la Asociación de Ntra. Sra. de la Asunción, tuvo lugar la entronización de la imagen del Cristo del Grau en el altar mayor. Además, los días 8 y 9 de octubre de 2011 tuvo lugar una visita conmemorativa de la imagen a Ibiza, en conmemoración del segundo centenario de la estancia del ¿Negret¿ en dicha ciudad, y coincidiendo con las fiestas de Santa María la Mayor, patrona de la isla. Se celebró una procesión, descubriéndose una placa conmemorativa de la efemérides en la casa donde estuvo salvaguardada la imagen durante la llamada Guerra de la Independencia. Dicha procesión concluyó con una solemne entrada de la imagen en la Catedral. Exceptuando las fiestas de 2020 y 2021, afectadas por la alerta sanitaria motivada por el Covid, las fiestas de los últimos años se han venido celebrando con normalidad, siguiendo las pautas que se describen en el siguiente epígrafe.
A continuación, se describen de manera sucinta los distintos elementos que conforman actualmente estas fiestas.
1.- Pregón y concierto. Desde el año 1989 se viene realizando el acto del pregón, que suele celebrarse en la tarde de un viernes o sábado previo a las fiestas, tras la celebración de una misa. El pregón suele ser realizado por una personalidad del ámbito académico, cultural, social, político o eclesiástico. La noche del pregón suele coincidir con la fecha del encendido de la cruz y la escalera que se instala en el monolito sito al final de la avinguda del Port, que alude a la visión de la milagrosa llegada de la imagen y al lugar que, aproximadamente, ocuparía la vieja capilla que existía en la puerta de la muralla que daba al mar. Permanece encendido hasta la noche del día 3 de mayo. La tradicional celebración de conciertos, tan importantes en el pasado, ha quedado unida al acto del pregón, pues después de pronunciado el discurso tiene lugar un concierto en el interior del templo parroquial.
2.- Nombramiento de clavarios de honor. Como se ha expuesto, la fiesta se financiaba con las aportaciones que facilitaban los clavarios nombrados cada año, responsables de allegar los medios económicos para atender al presupuesto de los actos. Sin embargo, desde 1995 ya no hubo más clavarios voluntarios y la fiesta pasó a organizarse directamente por la Junta de Gobierno de la Hermandad. No obstante, en las fiestas se reserva un día para el nombramiento de clavarios de honor, que son aquellas personas que, perteneciendo o no a la Hermandad, realizan aportaciones voluntarias para contribuir con su ayuda al mantenimiento de las fiestas.
3.- Festividad de sant Vicent Ferrer. Sant Vicent Ferrer fue nombrado Hermano Mayor de la Hermandad en 1941, y su fiesta se recoge de forma específica en los programas de fiestas desde 1944. Se cuenta con unos Gotjos y con un Himne a sant Vicent Ferrer, escritos en lengua vernácula e impresos en unas estampas de esa década. Ambas composiciones tienen la firma de R. Albert (1916-1999) en la letra, y de mosén Álvaro Marzal, (1875-1960), en su parte musical. Desde 1960 se suele mencionar expresamente en el programa de fiestas que el sermón de la misa se realiza en valenciano. Nunca han existido clavarios de sant Vicent Ferrer, por lo que de la celebración se encarga directamente la Hermandad. Tras la misa mayor que se celebra en su honor, es costumbre proceder a la imposición de medallas a los nuevos miembros de la Hermandad. En la procesión general del día 3 de mayo suelen participar, acompañando a la imagen, representantes de algunos de los altares de Sant Vicent. También se ha incluido algunos años en el programa de fiestas la representación de miracles por parte de los mencionados altares. Ha sido tradicional también que los niños que representan los miracles desfilen con sus trajes de época en la procesión.
4.- Festividad de la Mare de Déu dels Desemparats. Esta festividad se celebra con un día propio desde el año 1924, en el marco de las fiestas de la Cruz. La costumbre de celebrar una misa de descoberta a las seis y media, se modificó en 1970, cuando pasó a celebrarse a las ocho de la mañana, dejándose de celebrarse en 1987. Actualmente se celebra una misa mayor con ambientación musical y, a falta de clavariesas, su organización corre directamente a cargo de la Junta de Gobierno de la M.I. Hermandad. Por otra parte, la imagen, que cuenta con un anda propia, sale en la procesión general del día 3 de mayo.
5.- Novena. Como todo acto litúrgico, la organización de la Novena corresponde a la parroquia de Santa María del Mar, si bien es costumbre nombrar cada año a un responsable para su predicación. En los últimos años la Novena suele iniciarse nueve días antes del 3 de mayo. Los relicarios de la Cruz y de la Escala se exponen en los días de la Novena a la entrada de la capilla.
6.- Festividad de la Asunción, recepción de la imagen en el Puerto y bendición del mar. Históricamente, tal como se ha expuesto, las fiestas de Ntra. Sra. de la Asunción y las Fiestas de la Cruz han sobresalido siempre de entre las celebraciones festivas-religiosas celebradas en el Grau. Según la tradición, la venida de la imagen del Santísimo Cristo al Grau tuvo lugar el 15 de agosto de 1411, festividad litúrgica de la Asunción . Como se ha indicado, la festividad de la Asunción se incluyó desde 1953 en el programa de fiestas de la Cruz, y la fecha del 1 de mayo quedó fijada en 1963. La celebración el 1 de mayo de 1972 del acto de recepción de la imagen embarcada en la antigua escalera real del Puerto por parte de autoridades y público en general resultó tan profunda y masiva que, desde entonces, se ha convertido en uno de los actos más emblemáticos de la fiesta y que más público congrega. Desde entonces, el acto se celebra de forma invariable en ese día de fiesta oficial para favorecer la afluencia de visitantes, manteniendo, eso sí, la fecha del 3 de mayo como día principal de las fiestas de la Cruz, con la celebración de la procesión vespertina que recorre las calles del Grau. A primera hora de la mañana del día 1 de mayo, miembros de la Junta de Gobierno de la M.I. Hermandad sacan discretamente la imagen facsímil del Cristo del camarín y la transportan hasta la barca, donde es colocada cuidadosamente sobre la Escala. Tras la misa mayor, sale la reliquia del Lignum Crucis junto a la comitiva. El anda con la reliquia es recibida con aplausos por la población, que la acompaña, junto a una banda de música, formando una pequeña procesión hasta la antigua escalera real del Puerto. La procesión recorre el corto trayecto que va desde la iglesia hasta la antigua escalera real del Puerto, junto al edificio del reloj. Es aquí donde la congregación de fieles, vecinos o antiguos lugareños venidos y visitantes en general agrupa una nutrida multitud de personas que espera la llegada de la barca con el Negret. La breve procesión marcha con ritmo pausado y solemne, tal y como corresponde a un acto de este tipo pero, llegados al puerto, la gente busca puestos libres para ver la llegada de la barca, llenando de colorido el acto. Junto a la escalera real se monta una tarima o escenario al que sube el rector de la parroquia para realizar el tradicional acto de bendición del mar con la reliquia del Lignum Crucis. Éste es acompañado de autoridades, personalidades invitadas y de algún clavario. El Cristo sobre la Escala es desembarcado. Tras la bendición del mar, cambia el tono de la fiesta. La banda de música entona alguna marcha y, a continuación, la procesión vuelve sobre sus pasos. Una vez llegados a la iglesia, se voltean las campanas y se disparan unas salvas al Cristo, que entra en el templo y es conducido al altar mayor para su veneración por los fieles mientras se cantan, a ritmo sacro y con acompañamiento de órgano, los Gozos al Santísimo Cristo del Grau, escritos por José Aguirre.
7.- Festividad del 3 de mayo, día de la Cruz. La misa de descoberta del Negret tenía lugar a las cinco de la mañana, antes de despuntar el alba, pero en los años treinta del pasado siglo se suavizó el horario pasándola a las seis y actualmente se celebra a las seis y media. Previamente a la misa, se abren las cortinas mostrando la imagen a la feligresía que espera el momento ocupando la bancada e incluso la entrada del templo. En este emotivo acto es costumbre entonar el himno-plegaria Descoberta, que se estrenó en 1951, con letra de D. Francisco Morán y música de D. José Llovet. Tras finalizar la misa es costumbre abrir el camarín en el que se custodia la imagen auténtica del Santísimo Cristo del Grau para venerarlo de cerca. Una vez finalizada la misa mayor o la del visitante, tiene lugar la solemne procesión vespertina, punto culminante de las fiestas y acto de afirmación de identidad del Grau. La procesión comienza alrededor de las ocho y media de la tarde y termina cerrada la noche. En ella es nuevamente sacada a la calle la imagen del Cristo del Grau. Esta procesión tiene la particularidad de que es general, pues en ella, además de la imagen del Cristo, la Cruz, la Escala y la reliquia del Lignum Crucis, salen el resto de imágenes que celebran su día de fiesta en el marco de las fiestas de la Cruz (sant Vicent Ferrer, la Mare de Déu dels Desemparats y Nuestra Señora de la Asunción). La procesión suele abrirse por la policía local de València a caballo con traje de gala, seguida de la cruz parroquial. A continuación, suelen participar grupos de danzas valencianas acompañados de dolçaina i tabalet. Algunos años más especiales han participado también figuras y danzas del Corpus Christi de València, como gegants, cirialots, u otros personajes, lo que otorga a esta procesión esas características propias del barroquismo valenciano. A continuación, figuran las andas de san Vicent Ferrer, de la Mare de Déu dels Desemparats, que suele ir acompañada de una representación de las fallas de la demarcación, y de Nuestra Señora de la Asunción, que es seguida por la Cruz y la Escala. La Cruz es portada por miembros de la familia Vidal por privilegio especial, pues fue la que donó después de la Guerra civil el trozo de escala que puede verse en el relicario. En cuanto a la Escala, en los últimos años ha sido portada por alumnado del colegio La Purísima (Franciscanas) y por los portadores de la cofradía del Cristo de la Concordia. Al traspasar la puerta las andas del Cristo y del Lignum Crucis voltean las campanas, la banda de música entona el Himno Nacional u otra composición musical al uso y se disparan tracas. No faltan hombres y mujeres que no pueden contener unas lágrimas de emoción. Cada uno ocupa el lugar que le corresponde formando hileras. El trono anda de la barca con la imagen del Cristo del Grau acostumbra a ser portada por miembros de la corporación de Granaderos. La gente va incorporándose poco a poco detrás de la imagen del Negret, para acompañarlo durante su recorrido por las calles del Grau, cumpliendo alguna promesa o como muestra de devoción. Le siguen el rector, la Junta de Gobierno de la Hermandad, clavarios de honor, autoridades e invitados y, finalmente, una banda de música. La procesión así formada recorre las calles de costumbre del Grau, dando una vuelta en el sentido de las agujas del reloj, comenzando en la plaza Tribunal de les Aigües para acabar en el interior de la iglesia. A lo largo del recorrido, de paso lento y recogido, se lanzan pétalos de flor desde los balcones de algunas viviendas. Es costumbre también disparar tracas durante el recorrido de la procesión. Durante décadas, cuando la procesión llegaba a la altura de la escalera real del Puerto, se alargaba su recorrido para realizar la solemne bendición del mar con la reliquia del Lignum Crucis, pero este acto se suprimió y pasó a realizarse el día 1 de mayo, dentro del acto de recepción de la imagen en el Puerto. Acabada la procesión, se dispara un castillo de fuegos artificiales, y con la bendición final en el interior de la iglesia se considera finalizada la fiesta, si bien es costumbre celebrar una misa al día siguiente en acción de gracias por las fiestas y por los vivos y difuntos de la Hermandad.

Calendario

El núcleo de estas fiestas gira en torno a las fechas del 1 y del 3 de mayo.

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