Núcleo primitivo de Masarrojos

Distrito dependiente de Valencia situado a 10,8 kilómetros de la capital y que ocupa 245 hectáreas. Junto con Poble Nou, Carpesa, Benifaraig, Cases de Bárcena y Mahuella, forma parte del distrito 'Poblats del Nord'. Se trata de un núcleo histórico que fue una alquería musulmana en tiempos de la conquista. Formado por tierras de huerta, tan sólo destacan algunas suaves elevaciones donde, según Madoz (1846), se extraía piedra para la construcción, cuya actividad ocupaba a una buena parte de los habitantes en el siglo XIX. El resto posiblemente trabajaría en el campo, cultivando la célebre morera para la floreciente industria de la seda.
Según diversas fuentes, la alquería de Massarrojos fue comprada en 1248 por Eiximen Pérez d'Arenós, y pasó a ser propiedad de la orden de los Templarios en 1251, cuyo comendador, fray Pere d'Àrger, repobló con familias cristianas. Más tarde pasó a la orden de Montesa, que la incluyó en la Bailía de Moncada. Años después, cuando la Corona asumió la propiedad de las órdenes militares, el pueblo pasó al patrimonio real. Finalmente, en 1899, el pueblo pasó a pertenecer al municipio de Valencia.

La morfología urbana de Massarrojos recuerda a cualquier otro pueblo de la comarca, y se estructura alrededor de calles como General Ibáñez (que conduce desde la estación de Metrovalencia al centro del pueblo), Santa Bárbara, Benet Bosch (donde se juega a la modalidad de llargues de pelota valenciana), Andreu Piquer,
Del núcleo urbano hay que destacar, además de un caserón con un artístico reloj de sol, la iglesia parroquial de L'Assumpció, de posible planta original rectangular con una sola nave y que fue reformada en profundidad en el siglo XVII añadiéndole el crucero y el ábside. Es por ello que hoy podemos admirar un templo de cruz latina bastante espacioso. Con todo, el interior y el exterior han sido profundamente remozados en tiempos modernos.
Pero si algo hay que destacar de la iglesia de Massarrojos y en general del pueblo entero es su campanario (1887-1895), orgullo de la población por estar realizado a base de sillares y ser obra de todos los vecinos de su época (bajo la dirección de los canteros de la villa), que trabajaron en él de forma desinteresada.